Atarse los huevos no es algo que sólo guste de practicar en solitario. A muchos tipos les encanta sentir no sólo los huevos bien apretados, sino sobre todo saber que es otro el que se los anuda, sabiéndose sometidos por su compañero a través de una buena cogida de los cojones. Con los huevos bien presionados, estos esclavos ponen su cuerpo, y especialmente sus genitales, en manos del otro. Algunos no saben qué les espera ni qué harán con ellos. Otros lo están esperando con ansias: sentir cómo le follan la polla. Maromos cogidos por los huevos... y la uretra.
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