Hace un par de días eran los jóvenes. Hoy es el turno de los maduros. Maromos que han alcanzado la madurez sin dejar de disfrutar de sus vergas, de seguir sondándose sus uretras o queriendo probar nuevas técnicas como el sounding pero, sobre todo, sin tener ni pizca de pudor, mostrándose íntegramente y tal cual, dando la cara para demostrar que el sounding no está para nada reñido con algo: la edad.
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