Con este calor estival lo mejor sería poder escaparse a la playa, a un embalse, al río o a la piscina y así tener la oportunidad de darse un buen baño refrescante al aire libre. Si por el contrario no nos es posible y por motivos laborales o de cualquier otra índole hemos quedado atrapados en la ciudad o en casa, tampoco tenemos por qué renunciar a refrescarnos. Siempre queda la ducha o la bañera donde, además, mirándolo desde el punto de vista positivo, podremos practicar tranquilamente nuestro juego favorito, mientras que el agua cae sobre nosotros o estamos cubiertos de ella, o incluso una vez refrescados y nada más salir de la ducha.
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