Mirar cómo algo va entrando dentro de tu rabo y ver cómo se introduce en el interior de tus genitales, produce un morbo impensable. Si la sondada se realiza, además, delante de un espejo, parecerá que frente a nosotros es otro maromo el que se está follando la verga, y el morbo se multiplica. Es más: si acercamos la polla al espejo, y apoyamos el juguete en el cristal, se creará una ilusión óptica que conducirá a nuestra imaginación a una situación más caliente aún. Simulará que compartimos follada de cipote con otro tío. Es lo que tiene practicar sounding frente al espejo. ¿Te atreves a probar? ; )
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