¡Saludos, morbosetes y amantes del sounding! En apenas unas horas estarán los Magos de Oriente repartiendo regalos e ilusión por todos los hogares, en la que, al menos en España, es la noche más mágica del año. Una ocasión magnífica para pedirle a los Reyes aquel juguete que más ganas tenéis de poder disfrutar, y como es también habitual en el blog, una buena oportunidad para presentaros algún novedoso artículo que podéis meter en el último momento en vuestra lista de deseos para sus Majestades, o apuntarlo para solicitárselo en años sucesivos. Concretamente os hablaré hoy del llamado "glans ring", o lo que en castellano sería un "anillo para el glande".
Un glans ring es, como su propio nombre indica, un aro diseñado para ser colocado bajo el glande. A simple vista, la primera funcionalidad apreciada en el mismo sería la decorativa, ornamentando, al igual que ocurre con el piercing genital, el pene, sin necesidad por el contrario de tener que someterlo a una perforación y pudiéndonoslo poner o quitar al gusto sin que el falo haya tenido que sufrir ninguna alteración en su anatomía. Sin embargo, el glans ring posee muchas funciones más. De hecho, no es su cometido ornamental el destino principal hacia el que va encaminado este artículo. En realidad, tras este aro considerado como juguete sexual, lo que podemos encontrar es un aliado perfecto a la hora de prolongar la erección, postergar la eyaculación, y aumentar el placer tanto propio como del compañero o compañera de juegos. En los dos primeros casos, gracias al incremento y sustentación del flujo de sangre en el glande ejercido mediante la compresión del pene por tal aro al entrar éste en estado erecto. En el último, mediante la fricción extra que puede provocar tanto a su dueño mientras copula, como a sus compañeros mientras son con un pene con glans ring penetrados. Un placer que para el que lo porta puede darse también durante la masturbación, y provenir inclusive no sólo a través del roce, sino además gracias a la tensión generada en el pene, y particularmente en el glande, a través de la sangre acumulada en el mismo. El morbo de llevarlo colocado, por supuesto, también cuenta.
Aunque pueden darse glans rings de diversos materiales, es aquél realizado en silicona (arriba) el más recomendado. Hay que tener fundamentalmente en cuenta el hecho de que al entrar el pene en erección su grosor aumenta, por lo que el aro que vamos a colocarnos bajo el glande no sólo debe ser apto para poder ponerse en estado de flacidez, quedar fijado y ejercer cierta tensión una vez que el pene esté erecto, sino también poderse extraer en cualquier momento si así fuese necesario. La flexibilidad de la silicona permite todas estas opciones a la vez. Sin embargo, es el glans ring de acero quirúrgico el que más juego da a la hora de presentar diversos diseños que ofrezcan a su vez múltiples alternativas frente a la simpleza del anillo de silicona.
Si bien hay glans ring de acero basados sencillamente en un anillo cerrado de tal material (arriba), son muy populares aquéllos que, aunque herméticos, contienen un elemento unido al aro, colocado en torno al mismo, habitualmente una esfera o bola destinada a la estimulación de la zona peneana donde ésta quede fijada, ya sea el frenillo si se ubica sobre él, o la corona del glande si por el contrario queda colocado bajo ésta.
El glans ring de acero más común, sin embargo, es aquél abierto en cuyos extremos han quedado inscritos dos perlas del mismo material que el anillo. La función de tales esferas es, como en el caso anterior, la de estimulación, permitiendo a su vez el hecho de ofrecerse el aro abierto una mayor facilidad de extracción del ring, incluso durante el estado de erección. En todo caso, existe también aquel modelo donde el aro puede abrirse y cerrarse, ajustándose a la par a las medidas del falo en cuestión, sin olvidar algunos anillos alternativos diseñados en cuero y a modo de cinturón que, como éstos, se disponen en torno al pene haciendo uso de una sencilla hebilla.
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