Pasaba al menos dos veces por semana, frente a mi monitor, viendo como
mi atractivo amigo, me enseñaba sus atributos físicos y su extraña
afición por el uretralismo, podría haberme provocado muecas de horror,
de ese que te hace fruncir el ceño y arrugar la nariz frente al dolor
ajeno, pero, por el contrario, encontraba también en este espectáculo,
mi propio placer sádico, culpable, observando con el labio mordido como
Salvatore, introducía en la uretra de su miembro, de su exquisito falo,
un destornillador, objeto mutilador, frío, duro, el cual vendría a
proporcionarle el más exquisito de los orgasmos, fluido que salia como
un torrentoso río y lo obligaría a expulsar su juguete tan extraño,
mientras yo, entre quejidos me deshacía también alcanzando aquello que
todos buscamos en la alcoba de una habitación, placer, esa
deliciosa sensación que nos saca de nuestros cabales y nos obliga a ser
menos que animales....
Relato escrito por Dana y publicado en su blog: El rincón de las historias y algo más...
http://dana-pasajera.blogspot.com.es/
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